
Argos Panoptes (Άργος Πανοπτης, Argos ‘de todos los ojos’) era un
gigante con cien ojos. Era por tanto un guardián muy efectivo, pues sólo algunos de sus ojos dormían en cada momento, habiendo siempre varios otros aún despiertos. Era un fiel sirviente de
Hera. Su gran servicio al panteón olímpico fue matar al monstruo
ctónico con cola de
serpiente Equidna cuando ésta dormía en su cueva
El último trabajo de Argos para Hera fue guardar de
Zeus una ternera blanca. «Ata esta vaca con cuidado a un olivo en
Nemea», le encargó. Hera sabía que la ternera era en realidad
Ío, una de las muchas
ninfas con las que Zeus se estaba apareando para establecer el nuevo orden. Para liberarla, Zeus mandó a
Hermes que matase a Argos. Hermes lo logró disfrazándose de pastor y haciendo que todos los ojos de Argos cayesen dormidos con historias aburridas. Para conmemorar a su fiel guardián, Hera hizo que los cien ojos de Argos fuesen preservados para siempre en las colas de los
pavos reales