Son duendes caseros y suelen apoderarse de casas desordenadas para dejar las cosas limpias y en orden, cada vez que se topan con dueños malvados hacen todo lo contrario desarreglan y hasta dañas cada objeto de una casa, pero si es lo contrario el dueño y los habitantes de la casa son buenos dejan maravillosamente impecable cada pieza y objeto con un brillo impresionante.
Sin embargo por estos esfuerzos, el brownie solo acepta un cuenco de crema, un panecillo recién hecho o una torta de miel, con lo que se daba por bien pago. Claro que estos alimentos debían ser dejados como al descuido, ya que si se le ofrecía otro tipo de pago, especialmente ropas, se ofendía y se marchaba inmediatamente de la casa.
En muchos de los hogares antiguos existía lo que se conocía como: “piedra del brownie”, lugar donde se depositaban las ofrendas; en las casas donde se destilaba la cerveza que se consumía, era costumbre disponer en la piedra del brownie un poco de la primera malta fermentada, para que de esa forma el duende vigilara y acelerara el proceso.